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Proyectos se han hecho siempre, sólo hay que pensar en los logros asociados a las grandes construcciones o expediciones legendarias, tanto reales como imaginarias: las pirámides, el arca de Noé, la creación del cielo y la tierra, la llegada del hombre a la luna… Cada uno decidirá en qué categoría los pone.

Pero si en lugar de tener la autonomía necesaria, estos proyectos se hubieran difuminado entre las complejas estructuras de las organizaciones que los impulsaron, probablemente nunca habrían alcanzado sus objetivos.

Trabajar por proyectos implica cambios estructurales que suponen la creación de nuevas posiciones, como la de Project Manager, o de nuevas áreas funcionales, como la Project Management Office (PMO). Pero si no van asociados a un cambio en la misma cultura de la empresa se pueden convertir en simple maquillaje. Y es por esto que, en este blog, no hablaremos sólo de proyectos.