CostesNegocio

En tiempos de crisis, las empresas deben hacer frente a un escenario complicado: menos ingresos por pérdida de clientes, dificultad de cobros y cierre del crédito, lo que implica una falta de liquidez que puede dificultar los pagos a proveedores y empleados. Se puede llegar a la paradoja que una empresa con perspectivas de crecimiento y pedidos en curso, tenga que cerrar por no poder hacer frente a las deudas acumuladas.

Una de las lecciones que se pueden aprender de este escenario es la necesidad de disponer de reservas que permitan hacer frente a situaciones no previstas. Que, a una escala más doméstica, enlazaría con la sana costumbre de muchos de no tocar una parte de las ganancias o de los ahorros, por aquello del “por si acaso”. En esta misma dirección, me gustaría compartir algunos ejemplos:

  • “Having lots of liquidity let us sleep well” escribe Warren Buffett en el informe anual a los accionistas de Berkshire Hathaway del año 2010. Para reforzar esta idea, se hace eco del consejo de su abuelo y reproduce el manuscrito de la carta que escribió a sus hijos Fred y Catherine, explicando la importancia de tener reservas y adjuntaba un fondo de 1000$ que sólo debían tocar en caso de necesitar dinero urgente
  • En un entorno más cercano, me contaba un empresario que tuvo la suerte, o mejor, que aprovechó la oportunidad y vendió su empresa a un fondo de inversión cuando los signos de crisis todavía no eran evidentes. Y que los nuevos propietarios se extrañaron de la elevada cuantía de las reservas disponibles. Pero cuando la economía entró en recesión no sólo pudieron seguir a flote sino que incluso absorbieron a otras empresas del sector
  • La conocida fábula de la cigarra y la hormiga que, recogiendo ese saber popular tan arraigado como a veces olvidado, nos recuerda la necesidad de identificar y dar respuesta a las posibles adversidades y nos advierte del peligro de no hacerlo, ya sea por ignorancia, inconsciencia o temeridad

En los negocios, las reservas pueden ser un factor clave, no sólo para el éxito, sino para la misma supervivencia de las empresas. Pero, ¿y en los proyectos? ¿Se pueden considerar unas reservas monetarias para hacer frente a los riesgos que puedan aparecer? Una vez identificadas y evaluadas las medidas correctivas a aplicar, sólo en caso de que el riesgo ocurra, podemos actuar de varias maneras:

  • Repercutir el coste entre las distintas actividades del proyecto. Nos curamos en salud a base inflar el presupuesto, lo que a nivel de oferta puede ser contraproducente pero que, en caso de aceptación, significa cobrar el coste asociado al riesgo, tanto si éste ocurre como si no
  • Plantear unas reservas monetarias independientes de los costes estimados, que el cliente conoce y que sólo se utilizan en caso de necesidad

El caso es que, aunque el histórico de proyectos y la realidad de los negocios les deje en evidencia, siempre hay quien acaba optando por la tercera vía: ignorar los riesgos y no hacer nada, actuando en definitiva como aquel optimista temerario que piensa que, sin reservas, se vive mejor.